¿Existen Apóstoles hoy? – Parte 2: ¿Hubo otros apóstoles aparte de los 12 apóstoles del Cordero?

¿Hay en Las Escrituras otros apóstoles aparte de los doce apóstoles del Cordero?

En nuestra primera entrega de esta serie “¿Existen apóstoles hoy?” vimos a los doce apóstoles del Cordero, a Matías como reemplazo de Judas Iscariote, y que al final de los tiempos siguen siendo 12 los “apóstoles del Cordero”. En esta segunda parte veremos que además de este grupo de los doce, la Escritura nos muestra que hubo otros apóstoles, y más interesante aún, que muchos de ellos permanecían junto con el grupo de los doce.

Muchos «apóstoles» o «enviados» como testigos oculares de la resurrección de Cristo

5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. 7 Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. 8 Por último, como a un abortivo, se me apareció a mí. 9 Yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 11 Sea yo o sean ellos, así predicamos y así habéis creído. (1 Cor.15.5-11)

En 1 Corintios 15, Pablo no solo reconoce a Matías dentro de los Doce[1] al decir a los doce (v.5), sino que además afirma que hay otros apóstoles (aparte de los doce) cuando dice “Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (v.7-8), y “yo soy el más pequeño de los apóstoles…” (v.9)…, y también, “antes he trabajado más que todos ellos” (v.10)

Vale la pena mencionar que cuando Pablo dice “como a un abortivo” (v.8), implica que fue por fuera de tiempo, esto es, fuera del periodo en el cual Jesús ejerció su ministerio y ascendió al cielo, razón por la cual él no cumplía con los requisitos para reemplazar a Judas Iscariote (Hechos 1.21-22), como ya vimos.

Lo que es realmente importante aquí, es que Pablo afirma que a él fue “al último de todos” (v.8) a quien Cristo apareció. Debemos leer los v.7-10 teniendo en cuenta el contexto en los versículos del 1 al 4 de ese capítulo 15:

“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…” (1 Cor.15.1-4)

En estos primeros versículos Pablo está diciendo que él recibió el Evangelio (enseñanza de la muerte, sepultura y resurrección del Señor) para predicarlo a otros, esto es, que Pablo fue enviado como testigo de la resurrección mediante la predicación del Evangelio, tal como lo vemos en el relato de su conversión cuando el Señor se le apareció camino a Damasco:

“Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío…” (Hechos 26.15-17)

Teniendo en cuenta el contexto en 1 Cor. 15.1-4, podemos ver que en este capítulo 15 Pablo está relacionando el ver a Cristo resucitado con ser apóstol (ser enviado), tal como lo hace en 1 Cor.9.1 al decir “¿No soy apóstol?… ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?…” , y de la misma manera que lo hace Pedro al mencionar como condición para ser parte de los Doce el haber sido testigo ocular de la resurrección en Hechos 1.21-22 y la mención que hace de ser enviados a predicar como testigos en Hechos 10.40-42.

40 A este levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.” (Hechos 10.40-42)

Teniendo claro entonces que un “apóstol” era un testigo ocular de la resurrección de Cristo “enviado” a predicar el Evangelio, podemos leer este Capítulo 15 de la primera carta a los Corintios notando que Pablo menciona a los apóstoles a quienes Cristo apareció (haciendo un paréntesis al mencionar a los “hermanos”[2]), y por último se menciona él mismo. Por lo tanto, si Pablo está relacionando el ver a Cristo resucitado con ser apóstol, y a Pablo fue al último a quien Cristo apareció, entonces Pablo fue realmente el último Apóstol, y por ende, no hubo más apóstoles después de él.  

si Pablo está relacionando el ver a Cristo resucitado con ser apóstol, y a Pablo fue al último a quien Cristo apareció, entonces Pablo fue realmente el último Apóstol, y por ende, no hubo más apóstoles después de él.  

Esta verdad se afirma en Gálatas 1.17 cuando Pablo habla de “los que eran apóstoles antes que yo, al igual que en Romanos 16.7 cuando dice “los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo”.  Con estas frases, Pablo confirma que él es el último apóstol nombrado debido a que fue el último a quien Jesús se le apareció para enviarlo a predicar el Evangelio (1 Cor.1.17; Hechos 9.5-6,20-22) dando testimonio de su resurrección (Hechos 22-14-15; 26.15-18).

Veamos entonces el orden en que Pablo nombra las apariciones de Cristo resucitado (comentarios a la derecha):

1 Corintios 15.5-11Comentarios
y que apareció a Cefas,Pedro
y después a los doce.los 12 menos Judas Iscariote más Matías
Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez,apóstoles y discípulos no apóstoles (Gálatas 1.2)
de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermenfrase que implica que ha pasado mucho tiempo
Después apareció a Jacoboapóstol según Gálatas 1.19
después a todos los apóstoleslos 12 más Jacobo más el resto de apóstoles de la época
y al último de todos,los 12 más Jacobo más el resto
como a un abortivo, me apareció a mí.Pablo
Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos;los 12 más Jacobo más el resto
pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos,estaban encargados de la predicación, esto es, de dar testimonio de que Jesús está vivo
y así habéis creído.el resto de nosotros creemos que Jesús está vivo sin haberlo visto con nuestros propios ojos (Hebreos 2:3-4; Juan 17:20-23; 1 Pedro 1.7-9)

Este pasaje de 1 Corintios 15 nos da luz en cuanto a que sí había más apóstoles aparte de los doce, y que eran muchos, ya que las frases “todos los apóstoles” (v.7), “al último de todos” (v.8) y “más que todos ellos” (v.10) así lo sugieren; por ejemplo, Pablo, en lugar de “todos ellos”, pudo haber dicho “los doce” o “los doce y Jacobo”, además, es claro que en el v.5 y en el v.9 Pablo hace distinción entre “los doce” y “los apóstoles”.  Vale la pena mencionar que este Jacobo (Santiago) es el hermano del Señor (Gal.1.19; Hechos 1.14; Judas 1.1)[3] y no el hermano de Juan que era parte de los Doce (Hechos 12.2; Mc.3.17).

Varias generaciones de “enviados”

Ahora bien, si “Apóstol” quiere decir “enviado”, veamos entonces el orden en que se da esta comisión. En primer lugar, el Padre envió a Cristo; Cristo como “Apóstol” es el “enviado”, “mensajero”, quien “viene en nombre del Padre” o “en representación de Él”:

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe.” (Hebreos 3.1)

Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero, si otro viniera por su propia cuenta, a ese sí lo aceptarían.” (Juan 5.43)

“Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.” (Juan 12.49)

“El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.” (Juan 14.24)

En segundo lugar, de la manera que el Padre envió a Cristo, Cristo envió a los Doce:

”Después Jesús subió a un cerro, y llamó a los que le pareció bien. Una vez reunidos, eligió de entre ellos a doce, para que lo acompañaran y para mandarlos a anunciar el mensaje. A éstos les dio el nombre de apóstoles,y les dio autoridad para expulsar a los demonios. (Marcos 3.13-15 DHH).

20 Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. (Juan 17.20-23)

Aparte de los Doce, Cristo envió en vida a los 70 (Lc.10.1); y después de resucitado, se apareció a María Magdalena (Mc.16.9-11; Jn.20.11-18), a algunos discípulos (Mc.16.12-13), a los 11 más otros discípulos (Mc.16.12-13,14; Lc.24.33-36,47,48,13-53; Jn. 20.19-21; Hechos 10.23,39-42), a los Once (Mc.16.14), a Pedro y luego a los Doce (1 Cor.15.5), a otros como Jacobo (1 Cor.15.7, 5-11), y por último a Pablo (Hechos 9.1-9; 1 Cor.15.3,8), y los envió para que testificaran a otros de modo que pudieran creer.

En los pasajes siguientes, vemos que había otros discípulos junto con los once apóstoles cuando Jesús se les apareció resucitado y los envió a predicar el Evangelio como testigos de su resurrección.

33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. 36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros… 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas… 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.  (Lc. 24.33-34,36,47,48,50-53).

19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. (Jn. 20.19-21)

23 … y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope… 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 40 A este levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. (Hechos 10.23,39-42. Aquí habla Pedro)

También vemos en los textos siguientes que Pablo fue enviado (como último apóstol) fuera de tiempo a predicar; y por su predicación, la de los demás apóstoles, y la de los doce (Pedro, por ejemplo), otros creyeron sin haber sido testigos oculares de la resurrección:

Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras… y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí… Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. (1 Cor.15.3-4,8,11. Aquí habla Pablo)

“… cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pe.1.7-8. Aquí habla Pedro a quienes no vieron a Cristo físicamente)

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señornos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 1.1-2; 2.3-4. Aquí habla el escritor de Hebreos que es anónimo y fue oyente de los apóstoles testigos de la resurrección)

En este texto de Hebreos capítulo 2 aparecen tres generaciones[4]:

  • En primer lugar, aparece “el Hijo” o “el Señor”: el Apóstol (Hebreos 3.1), quien escuchó al Padre (Juan 14.24) y fue enviado por Él (Juan 5.43; 12.49).
  • En segundo lugar, “los que oyeron”: quienes escucharon a Cristo (Hechos 1.21; Gal.1.1,11-12), fueron testigos oculares de la resurrección (Hechos 1.22; 10.23,39-42; 1 Cor.9.1) y “enviados” (“apóstoles”) a dar testimonio de lo que habían visto y oído (1 Jn.1.1-5).
  • Y en tercer lugar “los que oyeron a los que oyeron”: la iglesia o los creyentes que escucharon el testimonio directamente de los “enviados” o “apóstoles” (Hebreos 2.3-4; 1 Pe.1.7-8).

El Dr. Maestro Jose N. Briceño A. explica este orden de la siguiente manera:

“En otras palabras, el orden señala a Cristo, a los Apóstoles y a los que oyeron a los Apóstoles. Lo importante de este análisis, es que el Ministerio de confirmación de la Palabra fue encargada a “los que oyeron”, es decir, a los Apóstoles. Ellos llevaban la Palabra y la confirmaban con “señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo”, y la Iglesia lo que hacía era perseverar en la enseñanza Apostólica. Hechos 2:42.”[5]

No obstante, al leer y comparar los textos mencionados en esta sección (Mc.16.12-13; Mc.16.12-13,14; Lc.24.33-36,47,48,13-53; Jn. 20.19-21; Mc.16.14), podemos ver claramente que, hasta el momento de su ascensión, Jesús no solo se apareció y envió a los Once (ni solo a los Doce), sino también a otros. Esta verdad se refuerza si consideramos que las condiciones para ocupar la vacante de Judas Iscariote eran:

“que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.” (Hechos 1.21-22, 23).

En este sentido, Matías hacía parte de aquellos apóstoles (enviados) que estaban entre los discípulos que presenciaron la ascensión mencionados en Lucas 24.33,50-51, razón por la cual Pablo lo incluye dentro de los Doce cuando está relatando las apariciones de Jesús resucitado en 1 Cor.15.5; y no solo Matías, sino también José, quien también cumplía con dichos requisitos:

Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.” (Hechos 1.23).

Matías, entonces, era un apóstol (enviado) que había sido testigo de la resurrección, y al cumplir con todos los requisitos de Hechos 1.20-21, fue propuesto y luego elegido para reemplazar a Judas Iscariote y completar el grupo de los Doce Apóstoles del Cordero. Por tanto, los apóstoles en el sentido de “enviados” por Jesús como testigos de su resurrección (ya que lo habían visto resucitado) fueron muchos, aunque es claro que los Apóstoles del Cordero (o los Doce) fueron solo doce (Ap. 21.14; Hechos 6.2).

Entonces, tenemos que la “primera generación” de enviados es “el Hijo” o “el Señor”[6]; “los que oyeron” o “la segunda generación” incluye a los once apóstoles, más Matías como reemplazo de Judas, más los demás que fueron enviados (apóstoles) como testigos oculares de su resurrección, más Pablo[7] que es el último apóstol; y, “los que oyeron a los que oyeron” o “la tercera generación” incluye a quienes escucharon a esos apóstoles enviados como testigos oculares.

Podemos decir que, quienes están en esta “tercera generación” (incluyendo al escritor de Hebreos) predicaron las buenas nuevas de la resurrección de Cristo sin haberlo visto vivo con sus propios ojos (cf. 1 Pe.1.7-8), y además, que quienes están en esta tercera generación, al igual que en las subsiguientes generaciones hasta nuestros días, son “enviados” (a predicar el Evangelio), en el sentido propio de la palabra, y por tanto, en lugar del término “apóstol” deberíamos usar “misionero” con el fin de evitar confusiones y dar atribuciones o funciones que no corresponden (notemos por ejemplo la distinción que hace Pablo entre predicador, apóstol y maestro en 1 Tim.2.7 y 2 Tim.1.11).

Otros apóstoles mencionados en Las Escrituras

Además de este pasaje de 1 Cor.15.5-11 y los otros antes mencionados, tenemos otras referencias de “apóstoles”:

Pablo (Saulo) y Bernabé:

(Hechos 13.2,50-52; 14.4,14). 13.3 “los despidieron”; 13.4 “enviados por el Espíritu Santo”; 14.4 “unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.”; 14.14 “Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo…”.

(1 Cor.9.4-6). Pablo habla en plural incluyendo a Bernabé: “¿Acaso no tenemos derecho… los otros apóstoles… ¿O solo yo y Bernabé…”

Jacobo (Santiago), el hermano del Señor:

1 Cor 15.7. “Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles.” En los v.5-11 Pablo está hablando de los apóstoles a quienes Cristo se apareció resucitado, hace un paréntesis al referirse a los “hermanos” en el v.6, y nombra a Jacobo en el v.7; En Gálatas 1.19 leemos “pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.”

Pablo, Silvano y Timoteo:

1 Tes. 1.1-2 (en plural) Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses… damos siempre gracias…”; 2.4 (aprobados por Dios para predicar el evangelio) “sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; 2.6 (apóstoles de Cristo) “aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.”

Andrónico y Junias:

Romanos 16:7 “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo.”.  Como ya se dijo, con la frase antes de míPablo confirma nuevamente que él es el último apóstol nombrado (Pablo fue al último a quien Cristo se apareció resucitado para enviarlo a predicar – 1 Cor.15.8); la frase se repite en Gálatas 1.17 “ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo”.

Pablo es Apóstol de la Incircuncisión a los gentiles (junto con Bernabé y otros) y Pedro es Apóstol de la Circuncisión a los judíos (junto con los Once y otros)

Pablo (junto con Bernabé y otros. Hechos 13.13,46,50; Gálatas 2.7-9; Efesios 3.1-3,7,1-13) fue Apóstol a los Gentiles (Apóstol de la Incircuncisión), y su revelación fue dada directamente por Dios, similar a lo que sucedió con Moisés (Gál.1.1,11-12, 15-16; 2 Cor.12.1,7,1-12 cf. 1 Tes.2.13; 2 Pe.1.19-21; 1 Cor.14.37; 1 Cor.9.1-9; 1 Cor.15.7-9). 

Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles… 7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. (Gálatas 2.7-9)

“Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.”  (Hechos 13.46)

“Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; 2 si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, 7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo…” (Efesios 3.1-8)[8]

De estos pasajes, especialmente de Gálatas 2.7-9, deducimos que Pedro (junto con los 11 y otros, como posiblemente Esteban[9]) fue el Apóstol de la Circuncisión (a los judíos), mientras que Pablo (junto con Bernabé y otros) fue el Apóstol de la Incircuncisión (a los gentiles). Sin embargo, Pablo predicó primero a los judíos (Hechos 9.20-22) junto con Bernabé (Hechos 13.46) y Pedro también predicó a los gentiles (Hechos 10.34-48), similar a Jesús, quien fue enviado solo a hablarles a los judíos (Mt.15.24; 10.5), pero que ocasionalmente predicó o socorrió a gentiles (Mt.15.21-28; Jn.4.1-42; Lc.7.1-10).

Concluimos entonces que, un “apóstol” era un testigo ocular de la resurrección de Cristo que era “enviado” a dar testimonio. Que aparte del grupo de los “apóstoles del Cordero” o de “los doce”, hubo más testigos oculares de la resurrección de Cristo que fueron “enviados”, y por tanto, se les conoció como “apóstoles” o “apóstoles de Cristo” (como se menciona en 1 Tes. 2.6), entre los cuales Pablo es el último de ellos ya que fue a él al último a quien Cristo se apareció resucitado; dicho esto, queda claro que no puede haber más apóstoles de ese nivel (testigos oculares de la resurrección de Cristo) o predicadores con el título de “apóstol” en estos tiempos modernos. Podemos ver también tres generaciones según Hebreos 1.1-2; 2.3-4, de cuya última generación hace parte el escritor del libro de Hebreos; a estos “enviados” (como el escritor de Hebreos que está hablando de Cristo en su libro) se les debería llamar “misioneros” y no “apóstoles” con el fin de no atribuirles funciones que no les corresponden ni caer en confusión a causa del término. Y vemos además una distinción entre “apóstoles de la circuncisión” (Pedro y otros) y “apóstoles de la incircuncisión” (Pablo y otros).

Escrito por: J.H.Ulloa. Licenciado en Humanidades y Lengua Extranjera. Autor del libro P3RC3PC10N3S, Poemas y Alegorías. Especialista en Comercio Internacional. Magíster en Comercio Internacional (Summa Cum Laude). Master of Business Administration.

Crédito imagen: Mundo Bíblico


[1] Hay tres menciones de “los doce” luego de la elección de Matías: “… y después a los doce” (1 Cor.15.5); “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos…” (Hechos 6.2) y; “… los doce apóstoles del Cordero” (Ap.21.14). Además, Hechos 1.26: “… y fue contado con los once apóstoles.”.

[2] En algunas ocasiones se mencionan a algunos apóstoles como “hermanos”, por ejemplo, Pedro refiriéndose a Pablo (2 Pe.3.15) y Pablo refiriéndose a Timoteo (2 Cor.1.1).

[3] Jn.7.1-5; Mt.13.53-58; 12.46-49; Mc.6.1-6. cf. Salmo 69.8 (v.9 en la Vulgata Latina que es la versión del catolicismo). María tuvo cuatro hijos varones (Jacobo o Santiago, José, Simón y Judas) y por lo menos tres hijas mujeres aparte de Jesús. En Mt.1.26 leemos que José se acostó con María luego de haber dado a luz. Sus hermanos antes no creían en él, pero creyeron después de la muerte de Jesús (Hechos 1.14). Jacobo (Santiago) y Judas y son los autores de las epístolas que llevan sus nombres.

[4] Modificado de: https://lapalabradediosve.wordpress.com/2020/02/09/existen-apostoles-en-la-actualidad/

[5] ¿Existen Apóstoles en la Actualidad? Por Dr. Maestro Jose N. Briceño A. Publicado originalmente en: http://maestrojosebriceno.blogspot.com/2014/01/existen-apostoles-en-la-actualidad-el.html. Citado en artículo con el mismo título publicado el febrero 9, 2020 por Manuel Domínguez V, en: https://lapalabradediosve.wordpress.com/2020/02/09/existen-apostoles-en-la-actualidad/  El Dr. Maestro Jose N. Briceño A. hace un excelente aporte al mencionar las tres generaciones de apóstoles; sin embargo, él fuerza la inclusión de Pablo entre los doce (como hacen quienes quieren probar que no hay más apóstoles que los doce), pero al mismo tiempo está de acuerdo en que hoy sí hay apóstoles y que no es requisito haber visto a Cristo resucitado para ser apóstol (como hacen quienes defienden el mal llamado “ministerio apostólico” del s.XXI).

[6] Cristo es el primero en muchos aspectos: primogénito de la creación (Col.1.15), primicias de la resurrección (1 Cor.15.23), etc.

[7] El Dr. Briceño incluye en la Segunda Generación solo a los Doce (los once apóstoles más Pablo como reemplazo de Judas); aquí, por el contrario, incluimos a los 11 más Matías como reemplazo de Judas, más los demás testigos oculares de la resurrección, más Pablo. Los “apóstoles” de la Tercera Generación son “enviados” o “misioneros”, quienes testifican de Cristo sin haber sido testigos oculares de la resurrección.

[8] El Misterio es Cristo: Quiero, pues, que sepan cuán grande conflicto tengo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que nunca me han visto personalmente para que unidos en amor, sus corazones sean reanimados hasta lograr toda la riqueza de la plena certidumbre de entendimiento, para conocer el misterio de Dios[a (algunos mss dicen: “para conocer el misterio del Dios y Padre, y del Cristo: es decir, Cristo mismo”)]; es decir, Cristo mismoEn él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Digo esto para que nadie los engañe con falsos argumentos persuasivosPues, aunque estoy ausente en el cuerpo, no obstante, en espíritu estoy con ustedes, gozándome y mirando su buen orden y la firmeza de su fe en Cristo. (Col.2.1-5 RVA-2015)

[9] Esteban era parte de la “multitud de los discípulos” (Hechos 6.2) que testificaba (Hechos 6.10) y “hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.” (Hechos 6.8).